[av_textblock]

Lorenzo Castillo

[/av_textblock] [av_hr class=’default’ height=’50’ shadow=’no-shadow’ position=’center’] [av_textblock ]

El gusto de Castillo por la decoración comenzó hace varias generaciones, cuando su abuelo paterno, que era médico, empezó a comprar pintura española del siglo XIX y muebles del siglo XVII. Su abuela materna tenía ciertas dotes para la decoración y también coleccionaba arte. Una afición que heredó su madre, a la que tirar algún que otro tabique no sólo le parecía divertido, sino que le ayudaba a relajarse. Pero Lorenzo Castillo quiso ir más allá. Su pasión por las antigüedades lo llevó a abrir su primera tienda en la calle Moratín 20 de Madrid, donde ordenaba las piezas que encontraba en sus viajes. Después, su paso a la decoración fue más o menos rodado. «Empecé con viviendas, mi profesión de anticuario me había llevado de un modo natural al interiorismo», explica. «No concibo la alta decoración sin una formación en Arte y artes decorativas como la que tuve yo». Su gran salto mediático llegaría más tarde, cuando Loewe le encargó que diseñara el interior de sus tiendas. Después, cadenas hoteleras distribuidas por medio mundo como Room Mate, firmas como Ecoalf y restaurantes de la talla de Caray demandaron sus servicios.

[/av_textblock] [av_hr class=’default’ height=’50’ shadow=’no-shadow’ position=’center’] [av_slideshow size=’featured’ animation=’slide’ autoplay=’false’ interval=’5′] [av_slide id=’3905′] [av_slide id=’3906′] [av_slide id=’3907′] [av_slide id=’3908′] [av_slide id=’3909′] [av_slide id=’3910′] [av_slide id=’3911′] [/av_slideshow]